Equivocar el camino
es llegar a la nieve
y llegar a la nieve
es pacer durante veinte siglos las
hierbas de los cementerios.
Equivocar cl camino
es llegar a la mujer,
la mujer que no teme la luz,
la mujer que mata dos gallos en un
segundo,
la luz que no teme a los gallos
y los gallos que no saben cantar
sobrela nieve.
Pero si la nieve se equivoca de corazón
puede llegar el viento Austro
y como el aire no hace caso de los
gemidos
tendremos que pacer otra vez las
hierbas de los cementerios.
Yo vi dos dolorosas espigas de cera
que enterraban un paisaje de volcanes
y vi dos niños locos que empujaban
llorando las pupilas de un asesino.
Pero el dos no ha sido nunca un número
porque es una angustia y su sombra
porque es la guitarra donde el amor se
desespera,
porque es la demostración de otro
infinito que no es suyo
y es las murallas del muerto
y el castigo de la nueva resurrección
sin finales.
Los muertos odian el número dos
pero el número dos adormece a las
mujeres
y como la mujer teme la luz
la luz tiembla delante de los gallos
y los gallos sólo saben volar sobre la
nieve
tendrémos que pacer sin descanso las
hierbas de los cementerios.
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