domingo, 6 de noviembre de 2011

Adios, una vez más...

Perder se ha vuelto algo tan complicado para mí, es parte de mi vida como lo es de la tuya, convirtiéndose en un misterio tan grande llamado “vida” pero también de uno llamado “muerte”. No hay más que esperanzas de algo mejor, solo una fe que promete algo después de esto que conocemos como “el ahora”, y mientras los días pasan, este sentimiento de que las cosas se están desvaneciendo ante mis ojos para no volver se apodera de los segundos, minutos, horas, meses, años… de toda una existencia.

¿Será que nadie se percata de ello? Y es que mirando los ojos de la gente no hay reflejos de dolor, de esa realidad que debería estar y siento que vivo en un mundo donde reina la indiferencia, lleno de corazones fríos y lágrimas inexistentes, o será que son uno más de aquellos que preferimos llorar entre cuatro paredes? Mientras más pienso en ello, más me aferro a lo único que sé que quedará después de esto, de mi dios.

Es mucho lo que me ha tocado perder pero también lo que me falta, solo espero que sea dentro de mucho tiempo y que en el momento en que les toque perderme sea lo suficientemente buena para llegar al encuentro con lo que ahora lloro.

Solo recuerdo lo que me dijo mi catequista: “es mucho más fácil no creer que creer”.


Eres mi único consuelo.