miércoles, 12 de septiembre de 2012

Última Carta. -Primavera-

Diago, 

La brisa golpió fuerte y me hiso caer en un sueño profundo, tan profundo que despertó mis sentidos y algunos sueños, aquellos que dejé atrás cuando llegó el invierno. 

Se vuelven pesados mis párpados, algunos sueños luchan para convertirse en pesadillas y no hay quien me despierte. Recuerdo que lo pedía a gritos, a tí. Pero olvidaba que estaba dormida. Olvidaba que tú lo estabas tambien. 

Lo siento, debo apagar las velas que alumbran esta habitación, o de otra manera, las sombras llenarán mi largo sueño y las pesadillas se convertirán en temibles serpientes que poco a poco me ahogarán, me matarán. 

Oh, Diago! La lluvia nos empapó pero no pudo hacer crecer los maizales. Esta primavera llegó. No hay frutos en los árboles, entonces duermo. 

Duermo ahora para no ver tu rostro a mi lado. Nada puedo hacer para despertarte así que duermo a la espera del verano. 

No puedo sola, Diago.

Oh, Adorado Verano!! Te espero con ansias. Los tiempos han cambiado y así mismo tu significado. Pero siempre te llamaré "verano", porque allí puedo sentir el sol, jugar en la arena; la brisa sin lastimarme. 





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