sábado, 22 de septiembre de 2012

¿Buscar o encontrar?

Buscar siempre implica la responsabilidad y necesidad de encontrar; las llaves perdidas, las piezas del rompe-cabezas o la vida en sí misma. Hay quienes se pierden y necesitan encontrarse pensando que el simple  hecho   de   salir   a buscar les garantiza el encuentro.

Hay cosas que llegan solas, otras se encuentran. Entonces se plantea la hipótesis de que siempre se encuentra. Dicen que no se debe esperar, que hay que buscar. Y se opta por quedarse en casa, reposando las diferentes clases de comida: la esperanza, las ilusiones, la dosis de ira, la angustia, deseando que llegue y toque la puerta, que sorprenda como lo haría un ladrón, robando el aliento y haciendo comer cosas nuevas. 

Y se opta por salir y buscar, entendiendo que se esconderá entre los miles y millones de máscaras que hay en las aceras. Se ponen la capa, se ocultan como aquellos que escapan de un ladrón que te ha robado. 
Vas caminando y te tropiezas una y otra vez. Te caes y te rompes la cara. Explotas y brotan millones de colores, incalculables litros de colores. Entonces piensas que optar por salir de casa y buscar no fue buena idea. Encontraste la acera, las máscaras, las capas, los millones de colores; aquellos zapatos que constantemente cambian de forma y de tamaño, pero no sabes donde están las llaves, las piezas del rompe-cabeza o la vida en sí misma. 

Optar por salir, optar por quedarse. Y los seres que viven aquí siguen jugando a esconder y aparecer aquello que se busca pese a que no se sabe qué se busca, ¿las llaves?, ¿las piezas del rompe-cabezas?, ¿la vida en sí misma?. 


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