miércoles, 10 de julio de 2013

Así me postulé al taller

La muerte llega al final de la vida. ¡Sí, cómo no! Aún se puede 
respirar y caminar al mismo tiempo de estar vivo. Que lo diga ella que no conocía la muerte hasta que llegó. Mírala, con sus nuevas 
arrugas y su forma de caminar, la que arrastra los pies y lleva la 
mirada puestas en aquellas hojas, con letras fantásticas que la 
reviven cada día. Allí está él, en una tumba pero aún vivo. Sí, vivo. 
En aquellas hojas, con la misión de recordarle a aquella niña que 
está viva, que puede jugar y amar.



1 comentario:

  1. Muy bonito, la muerte no dura mientras hay alguien que nos recuerde, aunque sea, plasmado en unas hojas de papel. Muy bonito. Un abrazo

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