lunes, 10 de diciembre de 2012

Respirar nunca ha sido suficiente, se necesita correr, moverse, atarse al tiempo y a la gente. La respiración, sin embargo, sigue siendo lenta, así como pequeños suspiros que nacen y mueren en un segundo. Esas pequeñas pausas en que la muerte se distrae y descansa sus ojos, deja de vigilar, de querer estallar el pecho y el alma. Esos pequeños tiempos, los "medio tiempo" que asechan y cada vez anuncian que serán mas largos, que te hundirán aún más que la última vez. 

Y entonces de nada vale respirar, porque así ya no hay vida, no se siente el corazón palpitar; la piel fría no siente roces y los oidos dejaron de percibir el canto de los pájaros. Sólo queda sacar la mano a 80 km/h para pretender que se siente la brisa, que llena los pulmones y hace vivir. 

"Medio tiempo", que recuerdas que no se respira, que no se vive, que hay un cuerpo sin capacidad de sentir, de moverse, de correr... 



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